Cuando era niño recuerdo que éramos personas de bajos recursos en la capital por lo que me tocó estudiar en escuela pública.

Recuerdo que para mí era muy normal estudiar hacinados en clases de 30 a 40 alumnos y por la misma razón no habían suficientes pupitres por lo que me tocaba ir de salón en salón buscando uno lo suficientemente decente para recibir mis clases.

Me gustaba la verdad porque compartía algunos minutos con mis amigos perdiendo minutos de clases.

Perder el tiempo era mi pasión y aún lo es.

La realidad de las cosas

Ahora siendo adultos nos toca ver la realidad y me doy cuenta que la educación que recibí de niño no fue la adecuada. Pero recibí mucha más educación de lo que recibieron los niños en época de pandemia y la verdad es triste enfrentar la verdad del asunto.

Da vergüenza ver cómo un presidente inepto se regocija de la educación pública de mala calidad de la cual hace alarde y sobre todo cuando tuvo la oportunidad de mejorar las condiciones pero como bien sabemos nunca fue su prioridad.

Solo queda pedirle al tiempo que aparezca una persona que si se preocupe por la realidad nacional y haga lo que el estúpido de Giammattei no hizo.

-Invertir en educación-

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